Tendencia Glocal – Mirando de nuevo a lo local
El glocal es una macrotendencia actual al alza que, aunque predicha en los años 80, surge de la contracción de dos expresiones: global y local. Es decir, trata de la interacción e interdependencia entre lo local, que representa la comunidad consolidada, nuestra red de personas con las que realmente tenemos algún tipo de comunicación o trato, geográfica, y lo global, especialmente canalizado por las redes e Internet, y la distribución internacional.
Es una macrotendencia que tendremos que tener muy en cuenta a diversos niveles: a nivel estratégico para empresas, instituciones y todo tipo de organizaciones, y a nivel cultural y social, de estructuración y organización de la sociedad. Su lema es “Piensa globalmente, actúa localmente”, si bien dentro de la tendencia encontraremos una que tiende hacia el refuerzo de lo local en muchas dimensiones sociales.
Puede que para algunos tecnofetichistas u optimistas de las revoluciones tecnológicas esto pueda ser sorprendente, pero lo cierto es que estamos tendiendo a pensar en local, más allá de algunas empresas. Estamos comenzando a desafectarnos por la novedad de poder conectarnos con gente de todas partes del mundo a través de las redes sociales, hacia ir a consolidar nuestras redes “offline”.
En la producción comenzamos a ver desde hace unas décadas la importancia de las peculiaridades regionales y locales para posicionar un producto, o incluso para diseñar uno específico. La customización y personalización es un “rizar el rizo” hacia lo específico, hacia la segmentación en individuos.
Pero allí donde vemos este fenómeno es en la creación de comunidades organizadas, como las asambleas, para enfrentarse de manera más o menos horizontal a las problemáticas de cada zona.
El #15M y las revoluciones globales (la Primavera Verde, Occupy,…), y sus consecuentes creaciones de organizaciones horizontales, locales, de gestión, sea el ejemplo más claro que nos pueda venir en mente como impulsor de esta tendencia a tantos estratos socioculturales.
Urbana o rural, no importa. Y no tiene problemas con integrarse en las redes: desde grupos de Google cerrados para administrar por ejemplo burocracia, hasta páginas Facebook para anunciar actividades, reuniones, y eventos.
Meetup es quizá una de las redes sociales que ha sabido ver mejor esta tendencia, con un crecimiento en lo que lleva de vida espectacular.
Es una recomendada red social cuya filosofía es ofrecer una herramienta de gestión, organización y difusión para todo tipo de grupos locales, limitados como máximo a una ciudad. Desde vecindarios, espacios de coworking, grupos unidos por aficiones (deportes, labores, arte,…), hasta grupos cohesionados por profesión (por ejemplo, ¡el grupo de Coolhunting en Barcelona!).
Todos recordamos también Foursquare, esa popular app donde anima mediante la ludificación a compartir en tus redes donde estás, e incluso a compartir alguna recomendación o crítica, despertando pues el interés de tus contactos y amigos en las redes por esos sitios, si es que son de tu ciudad o área.
Ese fue quizá el paso más masivo de integrar lo local con una herramienta que llega a nivel global. Así sigue el Google Maps, páginas y otras apps donde lo local se integra excelentemente en la red global sin acabar aplastado.
O proyectos online españoles como Cercamía , cuyo lema es “Tu mapa social para compartir conocimientos y actividades con gente que tienes cerca. […] Queda de tú a tú, asiste a planes de grupo, o crea planes con la gente Cercamía”.
A esta tendencia se le acopla el zeitgeist o espíritu de estos nuevos tiempos, también otras tendencias que se relacionan o se compatiblizan muy bien, como el Dtech/DTag (la desconectividad de las redes consciente y organizada), la economía de proximidad, o el consumo colaborativo y la economía social, que no tienen problemas para trabajar con otras partes del planeta y a través de las redes, igualmente.
Finalmente, el retorno y la apreciación de valores éticos sociales es un detonador importante de esta tendencia: el colectivismo y cooperativismo son quizá los más fuertes para ésta.
Así pues, tendremos que volver a pensar en cómo nuestras acciones impactan en nuestras redes más cercanas, ya sean de clientes, proveedores o socios, ya sean nuestros vecinos, que a medio y largo plazo impacten globalmente, y viceversa.
Poco a poco, las acciones se amontonan y se dispersan, e impactan en todo el planeta, gracias a la hiperconectividad, a las redes de las que casi todos nos hemos integrado.
Artículo escrito por Elisabet Roselló , una licenciada en Historia atascada en el futuro. Trabaja como consultora cultural y analista de tendencias en Jengibre Consultoría .
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